El mundo laboral siempre está entre los temas más comentados en España, especialmente tras la revolución de las figuras profesionales en los últimos años.
De hecho, hay sectores que proporcionan empleo y, más en general, que han crecido tanto en los últimos años que constituyen un importante tejido laboral. En particular, todos aquellos sectores que ofrecen una vía de empleo online.
Es sorprendente pensar que hace diez años los streamers no existían, pero hoy representa una de las profesiones más deseadas, sobre todo por los jóvenes. Al igual que, hace tiempo, se daba menos importancia o valor a quienes trabajaban en la industria del juego, que se consideraba "el negocio de los perdedores".
Hoy, en plena revolución digital, la cosa ha cambiado. No es casualidad que uno de los sectores que más trabajo ofrece sea el de los juegos online. Dicho en pocas palabras, si hay gamers, significa que también los habrá que aporten las dosis justas de diversión. Y así, en 2023, una de las figuras más solicitadas es la del desarrollador de juegos, literalmente una figura técnica que contribuye exclusivamente a la creación de productos. La punta de un iceberg que consta de muchas realidades. Porque en un equipo de creación de juegos también trabajan otras figuras, tal y como se puede encontrar en las mejores casas de software internacionales que colaboran con los casinos online.
Diseñadores gráficos, por ejemplo, o ingenieros de sonido, o incluso guionistas de diálogos, es decir, los que construyen el diálogo dentro de la trama. Y, con razón, también hay storytellers y guionistas, narradores y actores de doblaje. Figuras menos técnicas, en el sentido más estricto de la palabra, pero sin embargo fundamentales para la creación de un producto ganador. En el mundo del juego, las cifras son aún más indicativas. Casi 100.000 personas trabajan en el sector público del juego en España. Esta cifra aumenta si se tiene en cuenta a los trabajadores indirectos, que siguen contribuyendo a la facturación del sector.
En resumen: un sector tan dinámico y participativo, en el que trabajan tantas personas diferentes, aporta casi el 1% del PIB. Lo que a su vez se traduce en miles y miles de millones. Y trabajadores empleados. Incluso muy jóvenes, gracias a universidades pioneras que han entendido la tendencia de los últimos años y han abierto la posibilidad de cursar carreras en su oferta educativa que cualifican a cada vez más personas para una industria destinada a crecer aún más.