Las políticas de responsabilidad social son esenciales en sectores altamente regulados. En ocasiones, estas políticas se instauran para evitar prácticas perjudiciales por parte de las empresas en su afán de maximizar beneficios. Sin embargo, en otros casos, como en el ámbito de los juegos de azar, su propósito es proteger al jugador de sus propias tendencias adictivas. Mientras que en industrias como el tabaco, bebidas alcohólicas o fármacos, las consecuencias son mayoritariamente físicas, en el juego estas son primordialmente psicológicas. Se espera que el sector del juego contribuya a identificar y mitigar las consecuencias negativas para aquellos usuarios con problemas relacionados con el juego. Por lo tanto, las políticas de juego responsable se convierten en una forma de co-responsabilidad social.
En los juegos donde el azar es el protagonista, no se puede hablar estrictamente de responsabilidad. El azar es una herramienta que excluye cualquier tipo de responsabilidad humana. Es la razón por la cual se utiliza en situaciones como votaciones o sorteos, desde la Lotería Nacional hasta sistemas antiguos como en la democracia ateniense. Las máquinas de azar como las slots online son dispositivos que, al operar bajo el principio de aleatoriedad, eliminan la responsabilidad de los proveedores. Los premios se otorgan sin intervención humana, certificados por laboratorios independientes. Dado que ni el propietario ni el fabricante de la máquina pueden influir en el resultado, determinado por el azar, no pueden ser responsables de las acciones del jugador.
A diferencia del juego, en el alcohol no hay lugar para el azar. El fabricante de bebidas alcohólicas tiene una responsabilidad directa ya que el consumo excesivo puede ser perjudicial para la salud.
En el caso de las apuestas fijas, expertos o sistemas automatizados establecen cuotas basadas en estadísticas y cálculos para eventos deportivos. Aunque la casa de apuestas es responsable de establecer estas cuotas, no tiene control sobre el resultado final del evento deportivo. Sin embargo, en las máquinas de juego, el jugador tiene muy poca influencia sobre el resultado.
La línea que diferencia la irresponsabilidad consciente del jugador del abuso inconsciente es delicada. Mientras que la responsabilidad del fabricante de máquinas es prácticamente nula, la del operador podría ser mayor. Sin embargo, según la Teoría de la Dislocación de Bruce Alexander, "el hecho de que alguien se vuelva adicto no necesariamente se debe a una mayor exposición al juego. La adicción es una respuesta a un conflicto emocional interno y la máquina de juego simplemente se convierte en un refugio".
Finalmente, las máquinas de juego poseen una interacción más simple que un teléfono móvil, lo que podría explicar por qué las adicciones a las tecnologías actuales son menos evidentes. Tal vez sea el momento de revisar los fundamentos de nuestras políticas de juego responsable.
También recomendamos: En la mente del jugador. Cómo ha cambiado el comportamiento de los usuarios en línea