Las cuestiones relacionadas con el mercado del juego parecen ser las mismas en todos los países, pero lo que cambia es el enfoque.
Todo el mundo es país, ya lo sabemos. Eso decimos cada vez que encontramos similitudes en los comportamientos entre diferentes pueblos y naciones. Y lo mismo podríamos decir cuando nos referimos a las dinámicas asociadas con los juegos de azar. Eso es cierto para la propensión y las actitudes de los jugadores, pero también para las reacciones entre las poblaciones (compuestas, por supuesto, en gran parte por los propios jugadores), así como entre los políticos y los medios de comunicación.
Es evidente en la lectura de las crónicas cotidianas de los diversos países en los que se ha regulado el mercado del juego, donde hay sistemáticamente movimientos de protestas contra su legalización que intentan frenar el proceso legislativo y limitar su desarrollo una vez que el mercado se ha ido consolidando con el tiempo. Esto representa un factor común que puede verse entre los diferentes países europeos o en el mundo en general, si bien con diferentes matices y caracterizaciones debidas a las especificidades de los territorios o culturas de cada lugar.
Este es un fenómeno que vale la pena estudiar y investigar para obtener beneficios y desarrollar nuevas "best practices", como se suele decir en estos casos, que deberían ser implementadas en los respectivos países y sectores.
Aunque es igualmente interesante evaluar otras similitudes en los países donde el juego aún no ha sido regulado (por ejemplo, la propagación de la ilegalidad y, por consiguiente, las economías sumergidas y la falta total de protección para los jugadores), hay que reconsiderar las características que tienen en común nuestro país y nuestra industria del juego con las de otros mercados más desarrollados, como Reino Unido e Italia.
En nuestra península, que sigue siendo una tierra mucho más "liberal" y menos sujeta a especulaciones ideológicas sobre el tema de los juegos de azar (aunque sigue siendo un país de moralidad generalizada, no hay duda), el tema del juego patológico es un fenómeno que siempre ha sido tratado y gestionado con una variedad de actividades políticas, de salud e institucionales en general (pensamos por ejemplo en la posibilidad de curarse en instalaciones públicas o en la posibilidad de autoexcluirse de los centros de juegos existentes desde hace muchos años), con el objetivo de minimizar los riesgos en la población y proporcionar respuestas cuando sea necesario y gracias al apoyo de algunas políticas de juego responsable y actividades de prevención que involucran activamente a la industria.
Incluso en Italia y en el Reino Unido, donde las regulaciones del juego son entre las más avanzadas del mundo, el problema del juego patológico es tratado con mucho cuidado, no obstante en los últimos tiempos están surgiendo movimientos de protesta, apoyados también por los gobiernos, que están pensando en intervenir para limitar la difusión de los juegos y, en particular, la de los Fobt en Inglaterra: dispositivos de entretenimiento considerados "más peligrosos" que las máquinas tragaperras normales y similares a nuestras Vlt.
En España, como en Italia y en el Reino Unido, el regulador del mercado del juego (respectivamente Dirección General de Ordenación de Juego, AAMS y Gambling Commission) es visto y respetado como Autoridad, en el sentido más amplio del término. Siendo una emanación directa del gobierno y por lo tanto un verdadero representante del estado. Lo que no suele verificarse en otros países de la UE donde, por el contrario, la palabra del regulador es a menudo cuestionada con una serie de ataques más o menos sistemáticos procedentes por todas partes, cuando es de hecho un mero organismo técnico, con la tarea de implementar las disposiciones legales emitidas por el gobierno y el parlamento y asegurar su respeto por los operadores a través de una actividad de control.
La otra gran diferencia, sin embargo, se refiere a la búsqueda y uso de datos. Si en el Reino Unido (e igualmente en España e Italia), frente a un problema o reclamo, se buscan, se elaboran y analizan datos para que sea posible estudiar y evaluar seriamente un determinado fenómeno,en otros países de la UE aún hoy se habla de la dependencia como un fenómeno desenfrenado, pero sin estudios oficiales y actualizados u hay estudios muy viejos elaborados cuando aún no existìan “videolottery” y muchas otras formas de juego.